El pasado Domingo 19 de Octubre fuimos la parroquia a ver la entrada a las Iesu Communio de Isa, una chica del grupo de jóvenes.
Esto ha dejado huella en nuestros jóvenes, que han querido dejarlo por escrito en un par de testimonios.
Este primero es de Carol:
«De camino a Iesu Communio no paraba de pensar en todos los momentos que había pasado con Isa, en Lifeteen, de campamento en A.J. Corona y en el grupo de jóvenes, la gran amistad que surgió después de estar tantos años a su lado, y ahora una nueva etapa sin tenerla físicamente a mi lado, pero espiritualmente más que nunca.
Verla con esa mirada que iluminaba a toda la sala y rodeada de su nueva familia confirmó que ese es su hogar.
El testimonio de su vida que nos entregó desde su corazón y poder ver a través de sus ojos aquel discernimiento que ha tenido todos estos años hasta llegar a entregar su vida a Dios en el lugar donde pertenece.
Poder ver a Isa con el hábito vaquero y saber que es una más dentro de Iesu Communio fue uno de los momentos más conmovedores de mi vida.
Doy gracias a Dios de haberla llamado a entregarse con su vida entera a Él, y pido que nos enseñe a amarLe como ella y las hermanas lo hacen.»

Este segundo de nuestra hermana Clara:
«El pasado domingo 19, vimos a una de nuestras amigas entra en la comunidad de Iesu Communio. El día fue precioso porque compartimos con toda la parroquia, familias, padres, amigos y celebramos junto a Isa el seguimiento de su vocación, y como Dios la llamaba a dar un sí más entregado y completo.
Todo este día me dió a reflexionar sobre la importancia de vivir en comunidad y dejar que otros se acerquen a Dios a través de ti. Isa hizo esto por nosotros en ese día y el alcance de esta experiencia lo vamos a ver con el paso del tiempo; quizá estaremos más sensibles antes dificultades de los demás, quizá queremos rezar más y acordarnos de ella en la oración, o quizá pongamos nuestros dones al servicio para que otros se beneficien.
De lo que sí estoy segura es que Dios al igual que con Isa, tiene un plan perfecto para todos y nuestro corazón va a querer responderle como hizo ella el domingo pasado.»

Y un último testimonio de Victorio y Rafa:
«El pasado domingo 19 de octubre nuestra comunidad parroquial vivió un momento de profunda alegría al acompañar a Isabel Colmenero en su entrada al convento de las Iesu Communio, en Aranda de Duero, Burgos. El ambiente que allí se respiraba era de una paz y luz conmovedoras para los presentes. Nada más llegar, tuvimos una dinámica preciosa en la que, por grupos, depositábamos nuestras intenciones a los pies de La Bella Pastora, lo que nos ponía en predisposición para lo que iba a suceder a lo largo del día. A continuación pudimos compartir una comida en comunidad para recoger lo que el Señor nos iba poniendo a cada uno en nuestros corazones en este día tan especial.
Durante este tiempo de preparación del alma, el poder compartir un rato con las monjas y conversar con ellas fue, como siempre, una experiencia tremendamente enriquecedora. Su mirada, cargada de luz, transmitía una paz y ternura acogedoras, que proviene de la comunión profunda que viven con Cristo y con nuestra Madre la Iglesia. Igualmente, sus palabras, de manera inintencionada, rebosaban el amor y la manera de hacer de Dios, y hacían sentir que habías entrado en una burbuja del Reino introducida en este mundo turbulento. Creemos que es fundamental agradecer a las hermanas su acogida, tanto a la parroquia en general como a Isabel en concreto, y la forma en que derraman en los demás los dones que reciben directamente de su unión esponsal con Jesucristo.
Por otro lado, además de este amor desbordante, otro sentimiento que nos envolvió este día fue la valentía del SÍ de Isabel que, como María, decidió abrir la puerta al Señor y dejarse hacer por él. Durante un primer locutorio, Isabel compartió su testimonio, el encuentro cercano con el Señor que hace unos años plantó en su corazón la semilla de la vocación, su resistencia inicial al plan que Él tenía pensado para ella, y todos las pequeñas pistas y señales que la llevaron finalmente a abrirse y abrazar su deseo más profundo. Fue precioso poder sentirnos partícipes, en mayor o menor medida, de este camino con el Señor y, aunque fuera un día con sentimientos encontrados, la felicidad que se dibujaba en su rostro se filtraba inevitablemente a todos, e hizo de cada momento un verdadero regalo.
Después de una misa en la que, gracias a las increíbles dotes musicales de las monjas, el cielo se sentía más cerca que nunca, llegó el momento de la verdad cuando la madre Verónica proclamó la oración solemne que marcaba la entrada de Isabel como postulante al convento. Mientras las casi 200 monjas de la comunidad se levantaban una a una para abrazar a su nueva hermana, el resto solo podíamos disfrutar de la belleza y la potencia de este momento. Durante el segundo locutorio, en el que Isa apareció ya con el característico hábito vaquero de las Iesu, sin nervios y con una sonrisa de oreja a oreja, pudimos seguir disfrutando del amor de las monjas un largo rato más.
Nos gustaría cerrar con una de las frases más repetidas por Isabel durante su discernimiento, las palabras de Jesús a Pedro: “Rema mar adentro y echad las redes para pescar” (Lc 5, 4). Estas palabras fueron para ella una llamada a dejar la orilla de las seguridades y confiar plenamente en el amor de Dios. Con esto, Isabel nos recuerda algo precioso, que la vocación cristiana siempre nace de esa misma confianza, la de una persona que, al escuchar la voz del Maestro, se atreve a lanzar las redes en aguas profundas.
Personalmente, creo que esta experiencia, además de alegrarnos por la obra de Dios en la vida de los demás, nos invita a mirar hacia dentro y preguntarnos ¿estoy dejando hacerme por Dios en mi vida? ¿Estoy dando mi sí consciente a las propuestas del Señor, o sigo anclado en mi orilla de comodidades y resistencia? ¿Cómo puedo hacer para parecerme un poco más a Isabel, en la medida en que Dios me llama en mi vida?
Desde aquí mandamos un abrazo muy fuerte a Isabel, y animamos a los que nos leen a orar por ella y por su camino de discernimiento en el convento.«
Que el Señor la siga bendiciendo abundantemente a ella y su familia y desde aquí oramos por su vocación y el de todos nuestros jóvenes.
¡Gracias Isa por enseñarnos tanto!
