El nacimiento de Madrid
La ciudad de Madrid tiene una historia peculiar: hasta no hace mucho no era ni ciudad, ni capital, ni diócesis. Es a partir de la reconquista del centro peninsular (siglo XI) cuando la población empieza a cobrar importancia. De ser lugar de asentamientos aislados (villas romanas, por ejemplo) y tierras de cultivo, pasa a ser una aldea dispersa (se conoce la existencia de su pequeña iglesia y su necrópolis visigodas). En el siglo VIII, con la ocupación musulmana, la zona aumenta su población y densidad -con su recinto amurallado y alcázar- de forma que podemos decir que hay ya una identidad local clara. Muchos estudiosos sitúan aquí el nacimiento de Madrid como tal (mayrit o magerit), pues es cuando puede decirse que hay un recinto urbano aunque ya hubiera una población local previa.
Con la reconquista (o conquista, según el punto de vista) cristiana del centro peninsular en el siglo XI, Madrid empieza a crecer y reformarse a buen ritmo. Será a partir del siglo XVI (en ese momento la corte se traslada a la ciudad) cuando el ritmo de crecimiento y mejoras urbanas se hace vertiginoso. Al calor de la corte y la capitalidad, Madrid crece sin parar de modo similar a las grandes urbes europeas. Solo las crisis y la Guerra Civil pudieron frenar su expansión. Es en los años sesenta del siglo XX cuando Madrid experimenta su mayor crecimiento con los movimientos migratorios que vaciaron los campos de España y trajeron a multitud de personas en busca de trabajo y una vida mejor. Madrid pasó de tener una población de 500.000 habitantes a finales de 1800 a casi 3.000.000 en el año 1965.
La nueva diócesis de Madrid
A nivel de administración religiosa también merece la pena fijarse en detalles tan especiales como que, a pesar de ser la capital de España, Madrid dependía de la Diócesis de Toledo: no tenía obispo, ni catedral, ni todo lo que esto supone.
No fue hasta 1885 que el Papa León XIII crea la Diócesis de Madrid (que se llamó por entonces «Madrid-Alcalá»). Comienza entonces a organizarse la nueva diócesis y, entre las necesidades estaba la de construir una Catedral digna de la capital de España: se proyectó entonces un gran templo neogótico que engrandecía y modificaba la ya iniciada construcción de una iglesia para la Virgen de la Almudena (proyectada en 1865 y cuya primera piedra se puso en 1883).
Ese mismo año de la creación de la Diócesis de Madrid-Alcalá no solo nacía una nueva Catedral, sino que, además, fue el año en que D. Arturo Soria presentó su proyecto de «ciudad lineal» para las afueras de Madrid. Decía: «a cada familia una casa, en cada casa una huerta y un jardín». La primera fase del proyecto fue la que afecta a la zona de nuestra parroquia: iba desde la iglesia y barrio de La Concepción hasta el poblado de Chamartín de la Rosa, fuera de los límites del término municipal de Madrid.
La expansión de Madrid y la creación de nuevos barrios, implicaba la construcción de zonas servicios y comercios. Una de las necesidades básicas en cualquier barrio era contar con una iglesia. D. Arturo Soria incluye en esta primera fase de la ciudad lineal la construcción de la iglesia de la Concepción, llamada Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Pueblo Nuevo y Ciudad Lineal (se comenzó en 1901 y se terminó en 1924). Es la «parroquia madre» de nuestro barrio, en cuyo territorio, con el pasar de los años, además del crecimiento de la población, van apareciendo conventos (como el de las Carmelitas Descalzas o las Oblatas de Cristo Sacerdote) y otras parroquias como la de San Jenaro o el Santísimo Cristo de la Esperanza, o Cristo Sacerdote.
La multiplicación de las parroquias en 1965
Es a mediados del siglo XX, cuando se hace evidente que el número de parroquias que atendía a los madrileños era más que insuficiente. La capital había pasado de los 575.000 habitantes del año 1900 a los 2.700.000 en 1965. La mayoría de la población estaba asentada en la periferia, mientras las 107 parroquias de Madrid estaban casi todas en el centro. Fue D. Casimiro Morcillo, primer arzobispo de Madrid (de 1964 a 1971), quien hizo frente a este problema, creando de golpe 216 nuevas parroquias. Parroquias, claro está, que existían solo en el mapa: no había iglesia, ni casa del cura, ni locales… Cada nuevo párroco, apoyado y ayudado por los fieles, hizo lo que pudo y las misas y reuniones se hacían al aire libre, o en algún espacio comercial prestado o alquilado, o en casetas de obra o incluso debajo de puentes.
Tres nuevas parroquias en el barrio
La comunidad de la actual parroquia de San Eduardo celebra misa en un descampado en 1965
Las recién creadas parroquias de «Cristo Sacerdote» y «Santa Victoria» sufrieron distintos cambios y avatares que hicieron que no prosperaran tal y como se pensaron: «Cristo Sacerdote» pasó a llamarse «Santísimo Cristo del Amparo», y «Santa Victoria» pasó a llamarse «Cristo Sacerdote»; una estaba de prestado en el Monasterio de las Carmelitas y otra en el de las Oblatas, aunque pronto tuvo que alquilar un local para poder tener un espacio propio (en la C/Conrado del Campo donde actualmente sostenemos una librería solidaria). Pero no pasan muchos años y estas dos parroquias se unen en una sola -aún sin un templo propio- que se quedó con el nombre de «Santísimo Cristo del Amparo», que puedo realizar su tarea gracias a la ayuda generosa de las Madres Carmelitas, que cedieron su gran capilla y algunas dependencias para poder celebrar los Sacramentos y atender las necesidades pastorales. Y allí ha seguido funcionando hasta no hace mucho.
En el territorio de la parroquia de la Concepción de Ciudad lineal, el 15 de Mayo de 1965, son erigidas las parroquias de «Cristo Sacerdote», «Santa Victoria» y «Virgen del Trabajo». Aquí se terminaba Madrid y seguía siendo una zona con poca densidad de población: algún edificio de pisos, muchas casas bajas, grandes descampados y dos grandes monasterios construidos no hacía mucho: el Convento Santa Ana y San José, de las Madres Carmelitas (de 1959, y situado en la actual C/General Aranaz 58) y el Monasterio de Nuestra Señora de la Almudena, de las Oblatas de Cristo Sacerdote (de 1945, y situado en la actual C/General Aranaz 22).
La parroquia «Virgen del Trabajo» no tuvo estos problemas: se creó en un barrio construido por el Instituto Nacional de Industria (I.N.I.) para sus trabajadores, y tenía previsto y reservado un espacio para uso religioso. Este barrio (creado por el marqués de Suanzes, que da nombre a la zona) era una zona aislada, como un pueblecito (delimitado al norte y sur por la Calle Alcalá y la A-2, y al este y oeste, por el parque de la Quinta de los Molinos y la Finca Torre Arias) y sin mucha posibilidad de crecimiento.
Nacimiento de la actual parroquia de Cristo Sacerdote
Hasta los años 90, la situación permaneció igual. A mediados de esta década comienzan los grandes proyectos de urbanización en la zona. Hasta ahora solo había pisos en la zona de El Salvador (las zonas cercanas a Arturo Soria y la A-2) y en las zonas que lindan con la calle Alcalá. El resto eran casas bajas, chabolas, descampados y escombreras. A finales de los noventa se construyó un nuevo barrio de casas unifamiliares y bloques de pisos conocido como «Barrio Quinta de los Molinos» (y perteneciente al distrito de San Blas y no al de Ciudad Lineal).
El número de habitantes de la zona pasa, así, de 6.000 a 12.500. Debido al aislamiento territorial de la «Parroquia Virgen del Trabajo» (antigua colonia del INI), se decidió unirla a la «Parroquia del Santísimo Cristo del Amparo. Aunque esta fusión se decide a finales de los 90, no se hace efectiva hasta 2003, naciendo una nueva parroquia que pasó a llamarse «Parroquia Cristo Sacerdote», recuperándose así la denominación de una de las parroquias originales del barrio: las parroquias de «Cristo del Amparo» y «Virgen del Trabajo» se fusionan en una sola: «Parroquia Cristo Sacerdote».
Antigua parroquia de Virgen del Trabajo, hoy conservada y utilizada como capilla, solo para el culto
40 años después…
Es en 2003 cuando se hace efectiva la fusión y reorganización del territorio parroquia, pues es cuando se inaugura el nuevo templo de la C/López de Aranda 52. Hasta entonces la parroquia siguió funcionando en el Monasterio de las Carmelitas: casi 40 años después de la creación de la parroquia (aunque con muchos cambios de nombre, como hemos visto) por fin hay templo.
Durante todo este tiempo han sido numerosísimas las personas que han ido entregando sus vidas en la labor de las distintas dependencias parroquiales que la historia nos ha dado. Las que ya no están con nosotros las encomendamos al Señor en nuestras oraciones para que nos alienten en nuestro quehacer pastoral. También han sido varios los sacerdotes que, como párrocos, han ejercido su labor en ellas. En Cristo del Amparo: D. Miguel Ángel Osorno Mingo y D. José Paz Serrano; y en Virgen del Trabajo D. José María Jiménez Velandia y D. Basilio Grajal Rodríguez. Y, junto a ellos, los numerosos coadjutores, adscritos, y seminaristas que les han ayudado en su labor.
En septiembre de 1997 el obispo nombra un nuevo párroco, D. Félix González Álvarez, que será quien inicie y lleve a término tanto la fusión de «Cristo del Amparo» y «Virgen del Trabajo» en «Cristo Sacerdote», como la construcción del nuevo templo que permitirá a la parroquia, por fin, tener los espacios necesarios para la pastoral y viviendas para los sacerdotes. El día 10 de Noviembre de año 2000 se bendijo la primera piedra y el día 8 de Noviembre de 2001 comenzaron las obras según el proyecto de los arquitectos D. Alfonso Burón García y Dª.Mercedes de Miguel Sánchez.
Poco antes de la inauguración, el 8 de marzo de 2003, fue cuando se fusionaron oficialmente las parroquias mencionadas en una sola (perteneciente a la Vicaría II de la Diócesis de Madrid, cuyo vicario episcopal era D. Luis Domingo). El 27 de abril de 2003 fue inaugurado el nuevo templo parroquial en la calle López de Aranda 52 (consagrado por el Obispo D.Antonio MªRouco) y se siguen utilizando las antiguas dependencias de lo que era la Parroquia de Virgen del Trabajo para dar servicio al barrio del I.N.I., que queda un poco alejado y aislado por su situación geográfica. Desde entonces, la parroquia ha crecido mucho, dado numerosos frutos, y multiplicado sus iniciativas pastorales.
A finales de junio de 2016, D. Félix es nombrado nuevo párroco de San Juan Evangelista, quedando como párroco de Cristo Sacerdote, D. Abraham Cruz, que llegó como seminarista a la parroquia diez años atrás. En todo este recorrido desde la creación de Cristo Sacerdote en 2003, hemos contado con la ayuda de varios Vicarios Parroquiales: D. Pedro Pérez, D. Juan Luis Fernández, D. Pedro Rubiato, D. Francisco Javier Andrés y, actualmente, D. Gonzalo Arroyo.
Sólo resta acabar con las mismas palabras que, escritas en el acta de la primera piedra, reposan dentro del altar mayor: «Que Nuestro Señor Jesucristo, piedra angular de la Iglesia, bendiga el edificio que sobre esta piedra se levante y llene de su gracia a todos aquellos que en él se reúnan, para que lleguen a ser piedras vivas de la Iglesia celestial».