Se trata del gozoso encuentro con Jesús Sacramentado cada jueves del curso lectivo desde las 8:30 de la mañana hasta las 19:45 h. y de 20:30 a 21:30 h.
Palabras extraídas del discurso de San Juan Pablo II a los miembros de la adoración nocturna española en su viaje apostólico a España, en Madrid, domingo 31 de octubre de 1982.
“¡Dios está aquí! ¡Venid, adoradores! ¡Adoremos a Cristo Redentor!
La Sagrada Eucaristía constituye el don más grande que Cristo ha ofrecido y ofrece permanentemente a su Esposa.
Es la raíz y cumbre de la vida cristiana y de toda acción de la Iglesia.
Es nuestro mayor tesoro que contiene “todo el bien espiritual de la Iglesia”.
En esta Hostia consagrada se compendian las palabras de Cristo, su vida ofrecida al Padre por nosotros y la gloria de su Cuerpo resucitado.
Nuestra alabanza, adoración, acción de gracias y petición a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se enraízan en este misterio de fe.
Esa misma presencia del Cuerpo y Sangre de Cristo, bajo las especies de pan y vino, constituyen una articulación entre el tiempo y la eternidad, y nos proporcionan una prenda de la esperanza que anima nuestro caminar.
La Sagrada Eucaristía, en efecto, además de ser testimonio sacramental de la primera venida de Cristo, es al mismo tiempo un anuncio constante de su segunda venida gloriosa, al final de los tiempos.
Ante la sagrada Hostia volvemos a escuchar las dulces palabras: “Venid a mí, todos los que estáis fatigados y cargados, que yo os aliviaré” (Mt 11, 28).
La presencia sacramental de Cristo es también fuente de amor. Porque “amor con amor se paga”, decís en estas tierras de España.
¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar!”